No lo sabía, pero ha tenido que llegar Bildu a la escena política para descubrir que mi voto tambien es dinero. Había escuchado las denuncias que hablaban de cómo Herri Batasuna podía alimentar a ETA con la pasta que le reportaban sus cargos electos. Nunca me habian explicado el proceso con detalle y mucho menos me habian puesto números tan claros como los que ahora se publican sin facilitar extrapolaciones. Esta mañana de resultados y lecturas electorales, la sorpresa ha sido desayunarme con las cuentas de la abuela. Acabo de enterarme que el Partido Popular es hoy más rico que ayer pero mucho menos rico que mañana. No hay que recurrir a corrupciones ni trajes, no hay que hacer sobornos ni recalificaciones para llenar las carteras. No hay trampa ni cartón. Incluso, a pesar de la debacle socialista, el PSOE de Zapatero recibirá una pila de millones para enjuagar sus fracasos particulares. No es broma, lo divertido es que los cálculos se hagan a la baja. Llama la atención saber al detalle cuanto puede cobrar Bildu por haber dado la campanada en Euskadi y nadie nos diga lo que conbrará el PP y el PSOE por haberse hecho y deshecho -respectivamente- de ser los señores de los descontentos. Es el periodismo al revés, dar palos a ciegas sin darse cuenta que antes de dar al ciego abren los ojos al tuerto. Esta mañana de análisis y sesudas tertulias me gusta la noticia que descubro en letra menuda fisgoneando en la agencia Europa Press. La coalición abertzale Bildu recibirá unos 17'5 millones de euros por sus resultados electorales. Las partidas son tan claras como el agua. Unos 17'2 millones de euros pagarán los 313.231 votos recogidos en el País Vasco y Navarra (un 1,41 por ciento). Hay tambien una calderilla próxima a los 315.066,68 euros por los 1.138 concejales conseguidos. Estas cantidades se pagan como subvenciones aportadas por el Estado, subvenciones que como todas las subvenciones salen del bolsillo de los españoles que pagan impuestos. La teoría es que cada partido o coalición recibirá 276,86 euros por cada acta de concejal y 55 céntimos más por cada voto ganador. Las máquinas registradoras, el suma y sigue, hacen el resto. Es el primer reparto del sistema después de pasar por las urnas y buscar la complicidad de la Ley D´Hondt. Está claro: debe evitarse que las migajas caigan en casa de los podres, no vaya a ser que el día de mañana pidan la barra de pan entera sin necesidad de acampar por las plazas de España.
lunes, 23 de mayo de 2011
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