Se equivocan, pero la realidad supera de nuevo a la ficción. La tierra dejará de dar vueltas por decreto. No es un cuento, es una previsión a largo plazo después de saber los muchos problemas que nos atormentan. Los líderes del mundo, los que tienen y creen tener la sartén por el mango para casi todo, han decidido hacernos más verdes que aquellos que les precedieron. La voluntad de lo que se llama G8 ha quedado escrita en 40 folios por tierras italianas. Los países más industrializados del mundo y Rusia dicen que basta de contaminar y de subir las temperaturas con sus fábricas de hacer riqueza y dinero. Las potencias emergentes, India y China a su cabeza, prefieren el corte de mangas. Si tú lo hiciste antes, por qué no lo puedo hacer yo ahora. Política del embudo, pero con los ciudadanos del mundo frotándose los ojos. Llama la atención saber como los líderes de las potencias industrializadas dicen poder controlar en dos grados más la temperatura que la tierra tenía en la etapa pre-industrial. Resulta chocante que los dirigentes de los grandes países puedan estar de acuerdo en reducir los gases CO2 hasta un 80 por ciento en los próximos años. Son noticias que se ganan sin discusión las atenciones del mundo. Los dioses del planeta tierra han puesto su barita creadora en marcha para que podamos respirar tranquilos. Es un credo peligroso con cuestiones elementales. Ya no basta hablar para existir, para que los propósitos se hagan realidad. Greenpeace lo ha dicho a su manera poniéndole un lunar al mismísimo Abraham Lincoln. Las soluciones no pueden ser nunca de piedra, pero pueden llegar a servir de eficaz contraste. La detención del activista que se colgó con su pancarta en la montaña de Mount Rushmore es la otra cara de la moneda. Ladrán luego cabalgamos.
jueves, 9 de julio de 2009
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1 comentario:
Al final, todo se queda siempre en agua de borrajas... Los cortes de mangas de los ya poderosos suceden a los de los poderosos de ayer. Y está ahí esa laguna insalvable del interés propio. El planeta va hacia su fin, que afortunadamente no va a ser mañana ni dentro de doscientos años. No exageremos.
Y la falta de materia prima para eliminar el hambre en el mundo no es cuestión de terrenos baldíos y eriales, ni de cambios climáqticos, sino de egoísmo humano. El Primer mundo consume eldoble de lo que consumen los otros dos tercios de la Tierra. Y las anorexias, diabetes y obesidades mórbidas sólo se dan en Occidente, que no sabe mirar más allá de su nariz, no sea que le pidan un esfuerzo de solidaridad. Cuando desaparezca el "yo más" y el "A mí qué" y cuando las grandes potencias renieguen de sus proyectos secretos de cambios climáticos provocados en alguna parte del Planeta, para someter al "enemigo", empezará a resolverse el problema climático.
Y a lo mejor con el cambio climático provocamos que el Universo se expanda al final de los días, como dicen algunos físicos, en lugar de contraerse y comerse a sí mismo como un agujero negro..,.
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