Usera no es Washington ni falta que le hace. Soy ciudadano parado en Usera. Vivo en lo que fuera un polígono industrial convertido hoy en ciudad dormitorio. Los taxis de Madrid se orientan para dividir Usera por referencias de antaño. Desde mi ventana no se ve ni Decathlon ni la estación de Renfe con la que llegar a todas partes. Se sienten, pero no se ven desde una ventana de un sexto en el que se esuchan las voces infantiles de los niños a los que tengo como vecinos. Usera no es lo que era. No quedan ni los restos, ni las fábricas, ni los coches que se hacían en un barrio obrero que votaba comunista despues de legalizarse el PCE de Santiago Carillo y de la exilada Dolores Ibarruri, quien acabo regresando a España desde la que todavía era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Usera es ahora un cinturón de chinos y latinos añadido a Madrid y en donde las gentes (como yo) pueden hacer la cola del paro y rezar para que el llamado estado del bienetar les alcance en forma de prestaciones. Mi segunda casa en Usera será sin yo quererlo el Inem situado en el número 15 de la calle San Antonio de Padua. Es una oficina de doble planta a casi un paseo de la Plaza Elíptica y al costado de la estación del metro de Usera, que por algo estamos en la zona mas urbanita del barrio donde las miserias son menos y los parados hacen cola frente a una academía de inglés y un taller especializado en la reparación de coches BMW. Fui al INEM una de esas mañanas de invierno bajo cero. La primera mañana, después del día de Reyes, me dieron el roscón. Llegue y bese el santo. Cien metros de cola antes de recoger mi primera papeleta del paro. Subí con número a la charla de orientación. Bajé para terminar en la cola de prestaciones. Leía un periódico gratuito para seguir pudiendo mirar de reojo el ir y venir de compañeros en paro. A0012 , B004, C008. Orden hasta para burocratizar más y mejor nuestras vidas. Pretaciones de la Seguridad Social que en Usera, como en todos los Inem que hay en España, tienen para día de cobro todos los días 10 de cada mes, salvo que el 10 sea festivo o fiesta de guardar. Buenos dias, señorita. Soy del ERE de Radiotelivisión Española, soy de los últimos de Filipinas y en este sobre la emprsa ATISA con la ayuda de mi amigo Julio Blanco dice haber preparado toda la documentación necesaria para cumplir este duro trance. Sentada frente al ordenador la funcionaria frunció el ceño. Miró por encima de sus gafas. Vista cansada como yo -pensé- antes de que volteara la pantalla y me conminase a ver que todos mis derechos, como el paro que estrenaba, eran una jugada de órdago en la que acababa de perder la banca. Usted -dijo- no tiene derecho a prestaciones porque trabaja desde 1990 en una residencia de ancianos de la Comunidad de Madrid a sueldo de Esperanza Aguirre. Dios santo, hasta donde he tenido que llegar para enterarme y reclamar que alguien ponga agua en mi boca y motor en las piernas que por un instante dieron la impresión de negarme su sustento. Imposible, conseguí musitar sin gota de saliva. No soy yo, debe ser una equivocación. Yo he llegado desde Washington donde me he pasado los últimos diez años de mi vida. Le juro que no he cobrado un duro de ese empleo que usted me atribuye. Sería además incompatible. Es una equivocación, es imposible. No tuve tiempo para mas palabras. Vuelva el próximo 19 de enero a partir del mediodía. No puedo, esto tiene que estar entregado antes del 15, intente usted que sea mañana. Lleva tiempo, más tiempo del que usted ahora cree. Tiene que solucionarlo por su cuenta. Ir al INSS, pedir que le aclaren este apunte. Anularlo en la Tesoreria de la Seguridad Social. Ellos son en última instancia los únicos que peden corregir estas supuestas equivocaciones. Vuelva si quiere el 14 a mediodía y coja entonces un número en el dispensador para la fila B. Cita corcertada, si es que para entonces ha conseguido solucionar este desaguisado. Vivir sin vivir en mi. Primer paseo con dirección al INSS de la calle Amor Bendito. Agua. Esto no es aquí, debe marchar a Delicias y plantear su problema directamente en la Tesorería de la Seguridad Social. Metro Delicias. Tesorería. Información. Número 532 de la cola. Era mediodía y seguía sin poder tragar saliva sintiendo como la tierra se abría a mis pies. Quiero que alguien me borre con urgencia el apunte que dice que una residencia de ancianos ha cotizado por mí desde el año 1990. Que hijos más guapos tiene, no puede negar que son unos apasionados judocas. No son hijos, son unos sobrinos con los que paso el fin de semana. Juvetud, mi hemana se cansa y me los deja para disfrutar y desansar de sus días libres. Hablamos de educación, de hijos, de padres que fueron jóvenes y no se enteraron de lo que tenían entre manos. Ahora ya me había confesado, ahora no podía ni ponerme de pie. Estaba con los huevos de corbata. Tiempo, esto necesitará del tiempo que no tengo salvo que sea yo el encargado de resolver en persona y en los despacho de personal de la Comunidad de Madrid los desaguisados a los que soy ajeno. Delicias-Chamartin. Conseguir en el edificio número 31 de la calle Agustín de Foxa que su jefe de personal comprenda y resuelva en tiempo record unos apuntes que debo considerar equivocados. Mi estrategía me la reservo, pero el éxito en la misión pasa por un hombre de nombre Leandro y una estampita del beato Luis Querbes, fundador de los Clérigos de San Viator y a la postre el último en ser capaz de obrar el milagro. Leandro fue el encargado de comunicarme el lunes que todo había quedado aclarado. Nunca había trabajado en una residencia de ancianos y debo entender que nunca la Comunidad de Madrid había pagado cuota alguna a la Seguridad Social. El 14 de enero he vuelto a las colas del Inem. Se nota que las fiestas navideñas quedaron atrás. Madrugo pero son cientos los que van por delante. B028. Espero el turno para entregar in extremis toda mi documentación. Cambio de silla, cambio de mesa. Termino de leer hasta dos gratuitos diferentes. Me toca el turno superando a media docena de colegas rezagados o listillos que no se han presentado por delante. Pienso que hasta entre los parados premian el coger más números y filas que las que a priori resultan necesarias. Bingo, pero hay apunte que echarme a la cara. Ahora, un problema. Debe facilitarme -dice la funcionaria- la resolución completa de su ERE. No, perdone -contesto con saliva- esto de verdad no estaba ni mucho menos entre los papeles que ustedes me solicitaban hace una semana. Es la ley, fue la respuesta antes de empezar a telefonear a la empresa ATISA capaz de encomendarme proceder de oficio contra el Inem si en esta nueva ocasión no salía con los papeles entregados y la copia sellada. Llamada de santo (o de beato, segun se piense). Atisa se ofrece a mandar por correo electrónico lo que hace dos años habían entregado como mejor aval y directamene en nombre de RTVE a la Dirección General de Empleo. La oficina del Inem en Usera no tiene correo electrónico por lo que se van a conformar con el envío por fax. Mi problema parece resuelto. Me recogen los papeles, me sellan la copia y se quedan esperando que lleguen por teléfono-fax más de cincuenta folios con las resoluciones que han puesto en la calle a 4.500 trabajadores de la radio y la televisión pública española al bonito monto de 1.500 millones de euros. Ahora, solo tengo que esperar a que todo funcione y coloquen la ayuda prestación del paro en mi cuenta corriente. He aprendido una nueva lección. Mi obligación queda solo en eso y en volver mañana, como ya me paso, pero por fortuna sin perder ni la calma ni la saliva.
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1 comentario:
El periodismo debia ser esto.
Muy buen relato de tu nuva travesia personal por el madrid dle dos mil y pico.
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