Siempre nos han dicho que una imagen vale
más que mil palabras. Es verdad, salvo que las palabras vayan acompañadas de la
emoción, el color y los sabores que solo son capaces de envolver el mundo del
sonido. Las imágenes recientes de los mandamases estadounidenses en tiempo de vacaciones son buena prueba de ello.
Se quedan en imágenes, pero si a ellas se suma el comentario -por no decir ya el sonido de las crónicas
radiofónicas que llegan ultimamente desde el Oriente Medio- la imagen acaba
convertida en pura anécdota de andar por casa.
Obama jugando al golf y poniendo morritos mientras acompaña a una sola
pierna la caida de la bola en un hipótetico hoyo que no vemos es buen ejemplo
de hasta dónde puede dar de sí la imaginación que no sale en las fotos. Es a
partir de esa imagen congelada, hasta rídicula por la falta de movimiento,
donde el sonido, la radio llega a convertirse en caja de
resonancia. Las palabras son finalmente las que acabarán transformando la
imagen en historia.
La prueba del algodón pasa por recordar
esas fotos que por repetidas son parte inconsciente de nuestras vidas. No
importa que no hubiésemos estado allí para poder contarlo en primera persona.
Nunca hemos llegado a pisar la luna, por ejemlo, pero mas de una vez hemos
cerrado los ojos y nos hemos imaginado
en medio de ese descomunal silencio sonoro en el que por vez primera un
hombre dejó huella que bautizó como ¨ gran paso para la humanidad¨.
Todo buena imagen que llegue a conseguir el calificativo de hablar como
mil palabras tiene sin quererlo algún sonido incorporado para darle esa fuerza imprescindible. El presidente Obama necesita
del ruido para hacernos creible un golpe maestro. Lástima, sinembargo, que los maestros del golf no levanten ninguna
pierna cuando se juegan en el green el golpe decisivo. Cuestion e imágen para
cambiar una vida, para escribir una historia, para marcar diferencias…
La foto que Jacquelyn Martin hizo para la
agencia Associated Press y public el Washington Post es una foto genial que necesita de palabras. Sí, es el presidente de los Estados
Unidos en estado puro. Sin necesidad, como otros, de poner las piernas sobre la
mesa para ser mas señores y hablar de tu a tu con sus pares. Obama solo juega al golf y lo hace como un aficionado
que aprovecha sus vacaciones de verano para hacer algo que le gusta. Obama no lo hace del todo bien a lo que se ve.
Hasta para algunos, pudiera estar haciendo el ridículo. Claro que el verdadero
ridículo es hacerlo hasta bien, cuando
hay un Egipto incendiado y en la radio dicen que en solo veinticuatro horas la
represión –lo que algunos mandamases estadounidenses llamaron paso hacia a la
libertad- ha llegado a sumar más de quinientos muertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario