Barack Obama es el presidente de los Estados Unidos que más tiempo ha jugado al golf como inquilino de la Casa Blanca. Este verano, no ha perdido ocasión para seguir sumando horas a su record. Más de treinta partidos, prácticas a domicilio y un excelente estado de forma convierten al golf presidencial en uno de los mejores antídotos contra la depresión. Pero no es suficiente... Obama, con un handicap 17 y por debajo siempre de los cien golpes que solo consiguen una cuarta parte de los jugadores amateurs, Barack Obama sigue tratando de mejorar el juego largo sabiendo que los mejores resultados se ganan en las distancias cortas.
Ese va a ser el único secreto con el que tratar de endulzar una contienda electoral que se promete tan larga como complicada. Barack Obama ha sabido este verano que la realidad dista mucho de ser el paraíso del cambio y la esperanza que prometió cuatro años atrás. Cada día que pasa, los números le llevan más la contraria al brillante senador de Illinois. Desde aquel frio enero del 2009 hasta este tórrido verano del 2011 el paro ha saltado del 7,6 al 9,1 por ciento. Las personas sin trabajo han pasado de ser 11,6 a 14 millones. La deuda ha crecido de 10,6 a 14,6 billones... Y la confianza en el presidente ha caído del aprobado con nota -65 por ciento de sus primeros cien días- al 40 por ciento del último agosto.
La crisis no escampa y los ciudadanos son libres de buscar y pensar quienes son los verdaderos culpables. Se ha roto el llamado sueño americano, el país de la oportunidades, donde hasta el más tonto hace relojes. Se acabó y se acabaron los espejismos, la llamada que convirtió al consumo en patriotismo. Está en juego el sistema y a flor de piel queda el miedo. La posibilidad de volver a repetir y vivir otro 15 de septiembre, como aquel lunes del 2008, cuando Lehman Brothers se declaró en bancarrota. Si de aquellos barros vienen estos lodos, qué pensarían los republicanos cuando solo hace un mes casi forzaron a que fuese Estados Unidos el primer país en declararse en quiebra.
PARTIDO EN ANDREWS
Barack Obama había inaugurado el verano jugando un partido de golf con el republicano y portavoz John Boehner en la base militar de Andrews, la base aérea donde duerme el avión presidencial a las puertas de Washington DC. Obama y Boehner jugaron juntos y ganaron al vicepresidente Joe Biden y al gobernador de Ohio, John Kasichun. El partido fue a 18 hoyos y no hubo necesidad de llegar al desempate pese a ser Biden el más dotado en el juego con los palos. (Biden tiene un handicap 6 y Boehner un handicap 8) Obama sabía de las habilidades de casi todos los presentes, pero su objetivo en aquella jornada festiva era conseguir de su compañero de juegos un pacto con el que evitar más sobresaltos en los mercados.
Lejos de conseguir el golpe maestro, aquel partido desató la más furibunda reacción de los conservadores más reaccionarios. Los republicanos demostraron que la proximidad de las elecciones presidenciales y su mayoría parlamentaria en la Cámara de Representantes eran suficientes como para estirar de la cuerda y convertir un simple trámite en una guerra sin cuartel. La autorización al Gobierno para seguir endeudándose y hacer frente a los pagos de la deuda no fue tan sencilla como históricamente había sido para las 17 veces que se le dió el visto bueno a Ronald Reagan o las 5 que se le concedieron a Bill Clinton. Ahora, los conservadores del Tea Party sabían cómo sacar provecho de la situación y arrear estopa a un presidente a quien solo la decisión de ejecutar a Bin Laden en Pakistán le había conseguido dar unas horas de respiro.
EL "BIRDIE" REPUBLICANO
En tan solo quince días, dos semanas de infarto en las que parte del mundo árabe era un incendio y la Unión Europea bailaba con la más fea situación vivida en la zona euro, la clase política estadounidense dilapidaba lo poco o nada que pudiera quedarle de su pretendido liderazgo. Estados Unidos volvía a cuestionarse el modelo y los valores en el más triste espectáculo de la época. La "solución equilibrada" -el manual del jugador Obama- pasaba por recortar beneficios sociales a los pobres y subir impuestos a los ricos. El birdie republicano -jugada ganadora, donde las haya- fue vincular el nuevo techo de la deuda con la necesaria y urgente reducción del déficit público. Hay que recortar, olvidarse de promesas y reformas, no meter la mano en el bolsillo de los ricos estadounidenses y dejar atrás los sueños demócratas hasta conseguir nuevas revalidaciones.
Las consecuencias saltan a la vista. Mientras China, Brasil y otras naciones emergentes se preguntan hasta dónde puede confiarse en el papel dólar, Barack Obama afila la tijera de los recortes y renueva su propósito de poner fin a las veleidades guerreras. No es nada nuevo, pero el presidente que se ha gastado un millón de dólares en comprar un autobús electoral donde la sola palabra Obama sustituye a las de cambio y esperanza, acaba de repetir a la familia militar y a los cinco millones de soldados que durante estos últimos diez años pasearon sus uniformes por el mundo que su misión pasa ahora por levantar este país. Será la reconducción de una política de exportación democrática sin poder olvidar las nuevas realidades que se ventilan en Siria, Pakistán. Libia, Irán...
Barack Obama, con un talante tan extraordinario que se olvida casi siempre de hablar de la herencia recibida, difícilmente reconocerá que los Estados Unidos se habrán gastado en las guerras de Irak y Afganistán la friolera de 3,7 billones de dólares en cincuenta años. Sus previsiones, como capitán general, incluyen asumir la pérdida de 6.200 soldados y ordenar la retirada del grueso de sus tropas para antes del verano del 2012 . El debate seguirá estando en los números. Una estimación general firmada en Providence (RI) por la Universidad de Brown, dice que hasta hoy las dos guerras han costado de 2,3 ó 2,7 billones de dólares. Sin dar explicaciones, la Casa Blanca prefiere reducir y aceptar hasta en un billón menos estas cantidades.
PARES O IMPARES
Gajes del oficio, aunque ya queda menos para que puedan confrontarse en caucus y primarias los que dicen ver la botella medio llena frente a los que afirman que sigue estando medio vacía. Las huestes republicanas han hecho saber en tierras de Iowa y en sus primeros debates nacionales que será la economía el centro de todas sus atenciones. Los aspirantes a disputar la reelección de Barack Obama se multiplican para conseguir respaldo económico a sus campañas. Ese es el denominador común, algunos lo acompañan de un slogan llamativo. El repetidor y mormón Mitt Romney pone su atención y objetivo en el trabajo. El gobernador de Texas, Rick Parry, reclama volver hacer funcionar a America. La congresista y representante del Tea Party, Michelle Bachman, prefiere solo pedir donativos para la que siempre resulta una aventura millonaria.
El martes 6 de noviembre del próximo año será el gran día. Estados Unidos elegirá a su presidente y vicepresidente, a 33 senadores, a toda la cámara de representantes, a once gobernadores y a representantes para alguno de los cincuenta estados de la unión. Barack Obama prefiere dar tiempo al tiempo y seguir con su estricto calendario de estar a las duras y las maduras. Viajó por la praderas después del primer guirigay electoral de los conservadores republicanos. Explicó su necesidad de tener más tiempo para hacer realidad sus viejas promesas. Reacomodó el famoso slogan del "yes, we can" ante el desencanto generalizado. Prometió para este septiembre una reforma laboral que ayude a más de 14 millones de desempleados, casi la mitad con el cartel de parados de larga duración. Adelantó el final de sus vacaciones para vivir en Washington DC el paso del huracán Irene. Revisó personalmente las consecuencias del terremoto que obligó a cerrar el monumento obelisco-pirulí a George Washington que ve desde las ventanas de su casa...
Presidente, vaya verano!!! sentenció un periodista cuando llegaba a la Casa Blanca. ¿Jugará a golf mañana? Barack Obama lo miró de reojo. Echó un vistazo a sus asesores y dejando que Michelle y sus hijas se adelantaran unos cuantos metros, se acercó al grupo de informadores. Jugué el miércoles en Martha's Vineyard, contestó sonriente. Fue apasionante. ¿Y en este hoyo... presidente? Yo decía, par. Hice par. ¿Y en este presidente? volvían a preguntarme. Par, también. Y en el siguiente... lo mismo. Así hasta el hoyo dieciocho. Estaba contento y relajado, tres bajo par antes del que sería mi último compromiso de verano. Volvieron a preguntarme. ¿Y ahora presidente? Par, de nuevo y por fín par, dije contento. Perdón presidente, me replicaron. He contado y ha hecho usted cinco. Ah! entonces, en este fue impar. Todos rieron, menos Obama que miraba al reloj mientras volvía a alcanzar a su familia repasando metalmente su particular hoja de ruta.
LINKS NOTICIABLES
Barack Obama http://www.barackobama.com
Golf y handicap de políticos USA.
http://www.golfdigest.com/magazine/2011-06/washingtons-top-150-golfing-politicians
Casa Blanca http://www.whitehouse.gov/
Lehman Brothers http://www.lehman.com/
Universidad de Brown.... http://www.brown.edu/
http://costsofwar.org/Michele Bachmann http://www.michelebachmann.com/
Mitt Romney http://www.mittromney.com/landing/focus-on-jobs
Rick Perry http://www.rickperry.org/join-today/
Campos de Golf en Martha´s Vineyard
http://www.golflink.com/golf-courses/city.aspx?dest=Martha%27s+Vineyard+ma
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