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Luke Pavlenishzili no había nacido cuando las Torres Gemelas fueron reducidas a ceniza. Luke tiene dos años. Esta mañana, ofrecía una rosa al bombero neoyorkino Joe Huber. El noveno aniversario de los atentados del 11S es diferente a todos los aniversarios anteriores. Luke va en brazos de su padre George Pavlenishzili. Esta contenta y ajena a lo que escucha decir a los mayores. Hay un loco en Florida que este sábado pretendía quemar Coranes como quien quema demonios. Estados Unidos sigue siendo un país de contrastes, como siempre, como antes y después de aquellos atentados firmados por Al quaeda. Luke solo sonrie con una flor en la mano. Un pastor de cincuenta almas ha hecho más ruido estos dias que el mismísimo Dios. Su incendiaria propuesta hizo hablar de libertad religiosa al presidente Barack Obama y descolgar el teléfono al ministro de la defensa de la nación más poderosa del mundo. Por favor, -dijo Gates al famoso pastor Jones- no queme Coranes que nos van a quemar vivos. La niña Luke no sabe de estas cosas ni falta que le hace. A pocos metros de su rosa y de su mano el alcalde Bloomberg acaba de autorizar la construcción de un centro islámico. Otra vez los demonios han salido de la caja de los truenos. Este país sabe lo difícil que resulta declinar la palabra libertad. Hace dos siglos eran católicos irlandeses los musulmanes ahora perseguidos. No mucho antes, Norte y Sur se peleaban en una guerra de hermanos. La religión y la política cuando se juntan y se mezclan acaban siendo peligrosas. Luke es la esperanza a la que agarrarse como clavo ardiendo. Han pasado nueve años, la vida sigue y seguro que no tiene que ser tan complicada como queremos hacerla. Basta con la mirada de una niña, con el regalo de una flor... y con el recuerdo de una vida que ya no es y que nunca fue para Luke. La rosa que recibe el bombero Huber recordaba tambien otro 11S. Recordaba la vida de su tio Vlad Savinki, otro extranjero enterrado para siempre en la llamada Zona Cero.
1 comentario:
Muy buen comentario sobre el 11-S, Magín. Y con esa buena pluma que siempre te ha caracterizado. Un besazo.
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