El templo en El Dorado (Texas), refugio de sectarios

El estado de Texas sigue en alerta. Policias locales de El Dorado, rangers de un estado que es más grande que España , agentes federales no han dado todavía por concluida una operación que desde el pasado jueves y hasta el momento ha conseguido ¨rescatar¨ –entre comillas- o desalojar del rancho propiedad de la secta Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días a más de 183 personas, en su mayoría mujeres y menores de entre los que dieciocho muchachas habrían sido puestas bajo custodia por correr riesgo de abusos y malos tratos. La noticia –que ignoran los periódicos nacionales, en sus portadas- sigue provocando atenciones en especial de los medios audiovisuales, que con la ayuda de helicópteros –es el caso de las cadenas de televisión- trasladan a sus espectadores al interior de un rancho a lo que parece de dimensiones gigantescas y donde destaca la construcción en blanco de un templo, una iglesia, local de culto, donde esta prohibido el paso a cualquier persona que no sea de la comunidad y donde la policía sospecha pudieran haberse recluido personas que ahora busca la justicia –Dale Barrow, entre ellos, un hombre de 50 años denunciado por su esposa menor, una joven de 16, a la que se le habria obligado a contraer matrimonio. Las autoridades tejanas aseguran que la situación esta bajo control, que se negocia con los cabecillas de una secta que tiene en Arizona y entre rejas a su líder máximo, Warren Jeffs (en la foto), acusado de violación e incesto y que podría pasar los diez próximos años en prisión.