John McCain ganó en la comisión
de exteriores del senado pero perdió al póker en el juego virtual que disputaba en su iphone. McCain ha conseguido dar al gobierno del presidente Obama
autorización limitada para aplicar el uso de la fuerza en Siria, pero el
senador republicano por Arizona se sacó un as de debajo de la manga. La condición
del ataque, pasa por ¨degradar¨ al régimen de Bashar el-Asad. McCain ha sumado
su voto al de los diez senadores guerreros (siete demócratas) que frente a otros siete (dos demócratas) han abierto
una primera puerta. La puerta al examen que
sus compañeros en pleno harán a la vuelta de vacaciones a la más que posible
guerra contra Siria.
Hasta el regreso al trabajo en el
Capitolio, el próximo nueve de septiembre, los padres de la patria viven un
descanso no exento de sobresaltos. Cuando no son los tambores de guerra, son
los números rojos y ese llamado recorte fiscal (secuestro) los que asaltan sus sueños. Cuando se levantan, no dejan de
oir un coro de sin papeles y emigrantes dispuestos a recordarles sus muchas
obligaciones. Y antes de irse a la cama, los congresistas estadounidenses ven
como sus conciudadanos les niegan el pan y la sal convirtiéndoles en la
instuitución más vituperada del elenco nacional…
No está el horno para muchos bollos, ni aunque el presidente Obama sea
capaz de poner los pies encima de la mesa de su despacho oval y la Casa Blanca
nos lo enseñe en foto oficial que da la vuelta al mundo. Obama no está de
vaciones como sus señorias. Lo estuvo –es
verdad- pero regresó para coger los
toros por los cachos. Habló al mundo en sabado, para decirnos que no había
vuelta de hoja. Nos dejó con el agua al cuello, pero después y sin salir en las
fotos, se fue a jugar al golf con el vicepresidente
Biden que le había acompañado en la tarea.
El sueldo de un presidente, como el de su vicepresidente, y hasta el de
los representantes de los ciudadanos estadounidenses llevan incorporados todos
esos trances. Los actos públicos y hasta los privados pueden ser codiciados objetos
del deseo. Si un pie encima de la mesa del despacho oval llama tanto la atención
como lo que puede estar debajo de la mesa, no debería extrañarnos que un
senador juegue al póker de forma virtual en su iphone y hasta que pierda mientras se discute hasta
dónde castigar a los sirios por haber sido gaseados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario