No aprendemos, no somos capaces de aprender algo tan simple como que lo más importante en la vida es que hablen de uno. Bien o mal, no importa, pero que hablen. Ayer fueron unos fotos, hoy un discurso -la frase final de un discurso- mañana una ley o un desecuentro... Poco importa, aunque el único peligro pudiera ser hacerse fotos, hablar o legislar con el apellido España como contrapunto principal. Un presidente de gobierno es como un jefe indio. España no es una tribu, aunque a veces los españoles puedan llegar a parececerlo. Las tribus son ahora más urbanas que antaño, pero pueden hacer mucho más el indio que aquellos cazadores solitarios que campaban por el nuevo mundo. Zapatero sin ir mas lejos ha hecho en Compenhague de indio Jefe Seatle. Si no ha sido jefe en persona, -está muerto desde mediados del siglo XIX- al menos lo ha intentado. Y a mí -dicho sea de paso- hasta me ha gustado. Decir en el siglo XXI que la tierra no es de nadie, salvo del viento es mucho decir. Lo digo yo y lo digo con el aire, y hasta resulta cachondo. Pero que lo diga el presidesente Zapatero a lo líderes del mundo sentados en Copenhague tiene bemoles. A mí, repito, me gusta. Me gusta como lo decía el Jefe Seatle al presidente de los Estados Unidos en 1855. Eran otros tiempo, naturalmente, pero desde entoncés su mensaje ha tenido tanta actualidad que hasta en el Palacio de la Moncloa han tratado de adaptarlo a los nuevos tiempos. El resultado ha sido sorpredente. La Red se ha vuelto loca y si escribes en Google la frase pertenece al viento te sorprendes de la reacción mediática que ha tenido el acontecimiento. Es una lástima, porque -dicho sea de paso- del clima no ha vuelto hablar ni Dios en esta tierra que se lleva el viento.
viernes, 18 de diciembre de 2009
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