La historia de Eliot Spitzer -48 años- solo ha hecho que escribir un punto y seguido. Este mediodia renunciaba al cargo de gobernador del estado de nueva york, si no lo había hecho antes fue porque su mujer Silda –a quien conocía veinte años atrás en la universidad de Harvard estudiando derecho- la habia pedido seguir adelante. Hoy .cuando salía de su domicilio, un apartamento en la quinta avenida neoyorkina, la ola se habia hecho demasiado grande.(()) Spitzer ha renunciado de acuerdo a esa norma que siempre había aplicado en su vida. Que cada uno sea responsable de sus actos. El próximo lunes 17 de marzo será David Paterson, negro, ciego y demócrata como él, quien se haga responsable de un cargo desde el que muy bien puede soñarse con aspirar a convertirse en presidente de los Estados Unidos. Spitzer confesaba que tendrá remordimientos toda su vida, de momento sus abogados negocian para que los cargos que puedan imputársele no acaben con el ex gobernador en la cárcel. Su prometedora vida publica se ha terminado de raíz, lo peor es que en un país donde el respeto al individuo es sagrado, meter la pata desde un cargo publico es pasar a convertirse en el payado de turno… Anoche en los programas de televisión de Leno o Letherman los chistes alcanzaban -a su costa- hasta la muy agitada vida electoral. Para descargo de Spitzer –decía Letherman en su show- hay ocho razones poderosas, entre ella, una es luchar contra la muy temida recesión económica –el ex gobernador llegó a gastar 80 mil dólares en favores sexuales- otra un error comprensible: pensar que estas cosas ya habían sido autorizadas hace diez años por el presidente Bill Clinton
miércoles, 12 de marzo de 2008
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