Una gota mas, pero que no colma el vaso y mucho menos las atenciones de los medios de comunicación es la renuncia del director Steven Spielberg a ser uno de los asesores de las ceremonias olímpicas en China. La crisis de Darfur es desde hace tiempo la patata caliente que quita el sueño a las gentes de Hollywood convertidas en este caso –Clooney y Mia Farrow son sus mejores valedores- en el pepito grillo de una administración que no pierde el tiempo –tampoco George Bush- para solicitar atenciones, recursos y mediaciones para acabar con los despropósitos del gobierno de Sudan a quien se le responsabiliza de la muerte de 200 mil personas y el desplazamientos de dos millones desde que hace cinco años la población no árabe de Darfur se levantó en armas contra el ejecutivo de Jartum. La renuncia de Spielberg solo ha provocado –sin citarlo- una replica de la embajada China de Washington y desde luego muy poca publicidad en medios como The New York Times o The Washington Post que ayer recogían la noticia. La embajada chicna en esta capital federal considera 'irresponsable, poco razonable e injusto' asociar la crisis en Darfur con los Juegos Olímpicos. Horas antes, Naciones Unidas era el altavoz elegido por artistas, intelectuales y premios nobel para hacer publica una carta que días pasados fue remitida en solidaridad con Darfur al presidente chino. La protesta y el sentido de la misiva es el mismo, denunciar la pasividad de China a la hora de presionar a Sudán, país al que compra dos tercios de sus exportaciones de petróleo y al que vende armas para acabar con la crisis de Darfur.
jueves, 14 de febrero de 2008
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