PROTESTA MEXICANA
El preso mexicano José Medellín tuvo en jaque durante unas horas al mismísimo Tribunal Supremo de los Estados Unidos donde los nueve altos magistrados de la nación volvieron a decidir por 5 votos a 4 que la Corte Internacional de Justicia no era nadie para meter las narices y detener ejecuciones con inyección letal en procesos contra ciudadanos extranjero a los que –como Medellín- se recomendaba desde La Haya debiera dárseles el derecho de la asistencia consular reconocida por las convenciones de Viena. Entre los muy pocos y selectos testigos que a las nueve y media de la noche en la tejana prisión de Huntsville asistían a la ejecución de Medellín con una inyección letal, entre los pocos testigos no faltaban los padres y familiares de las dos niñas que en 1993 eran violadas y asesinadas en Houston. (()) Así hablaba el padre de Jennifer Ertman que perdió a su hija con quince años a manos de la pandilla que daba la bienvenida en rito iniciático al joven Medellín. "He tenido que esperar mucho, mucho tiempo –añadía- Ahora voy a esperar cada día, cada día de mi vida, a que los otros responsables de la muerte de mi hija sean ajusticiados" El gobierno de México ha presentado una protesta formal por la ejecución de Medellín que califican de violación al derecho internacional y claro desacato a las orden de la Corte Internacional de Justicia
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