FUIMOS FELICES Y COMIMOS PERDICES (19.08.2005-25)
Lakewood, Denver, Lakewood (CO)
Todo menos un visto y no visto. La bombilla de este verano termina donde habia empezado Denver es mucho mas grande de lo que nos habia parecido en un principio. Estamos a 35 millas del aeropuerto internacional desde el que regresaremos a casa. Nos separan 15 del centro de la capital del estado de Colorado. En el Best Western hemos ganado, premio a la perseverancia, los 50 $ que ofrecian por dormir cinco noches en la cadena antes del proximo septiembre. Era una mision al alcance de nuestras posibilidades. Esta vez, con un final menos venturoso de lo que hubiesemo deseado. La suite que reservamos como despedida habia desaparecido cuando nos registramos en el hotel de Lakewood, un lago solo de madera en los grandes almacenes y superficies /malls para dar y tomar/ en el que haremos nuestra ultima cena en un impresionante y desmedido restaurante que ofrece buffet a discrecion de comida china, japonesa y mongoliana. Las conclusiones de la gira bombilla estan al caer y seran cosa de tomarse con paciencia el final de trayecto. El regreso a casa nos permitira poner el reloj casi en hora. Recuperaremos dos horas mirando a Espana -deseosos estamos de vivir a seis- y es casi seguro que, despues de todo, como en los cuentos, diremos que hemos sido felices hasta despues de haber comido perdices.
Lakewood, Denver, Lakewood (CO)
Todo menos un visto y no visto. La bombilla de este verano termina donde habia empezado Denver es mucho mas grande de lo que nos habia parecido en un principio. Estamos a 35 millas del aeropuerto internacional desde el que regresaremos a casa. Nos separan 15 del centro de la capital del estado de Colorado. En el Best Western hemos ganado, premio a la perseverancia, los 50 $ que ofrecian por dormir cinco noches en la cadena antes del proximo septiembre. Era una mision al alcance de nuestras posibilidades. Esta vez, con un final menos venturoso de lo que hubiesemo deseado. La suite que reservamos como despedida habia desaparecido cuando nos registramos en el hotel de Lakewood, un lago solo de madera en los grandes almacenes y superficies /malls para dar y tomar/ en el que haremos nuestra ultima cena en un impresionante y desmedido restaurante que ofrece buffet a discrecion de comida china, japonesa y mongoliana. Las conclusiones de la gira bombilla estan al caer y seran cosa de tomarse con paciencia el final de trayecto. El regreso a casa nos permitira poner el reloj casi en hora. Recuperaremos dos horas mirando a Espana -deseosos estamos de vivir a seis- y es casi seguro que, despues de todo, como en los cuentos, diremos que hemos sido felices hasta despues de haber comido perdices.