SALTO EN EL TIEMPO (10.08.2005-16)
Great Falls (MT), Geyser, Lewistown, Sand Springs, Jordan, Circle, Lindsay, Glendive (MT), Beach (ND), Medora (ND).
Estados Unidos tiene sus contrastes y Montana los deja a flor de piel en un recorrido fantasmagorico camino del este, en busca de ese parque-homenaje que el bueno del cacahuetero Carter quiso dedicar a su otrora antecesor presidente Theodore Roosevelt. La 200 es una de esas carerteras polivalentes que hay en este pais dispuesta siempre a cambiar de numeros y de variados destinos segun las conveniencias del viajero. Llama la atencion que sin ser autovia ni autopista, y que sin gozar de un estado de salud inmejorable, la circulacion pesada pueda rodar legalemnte pro encima de las 65 millas por hora mientras el utilitario puede super sin miedo a inflingir la ley las 75. Estamos inconscientemente en el culo del mundo. Sumamos kilometros y kilometros camino de Dacota del Norte sin ver ni a un policia ni a un solo aviso que ponga a buen recaudo nuestras prisas. El viaje es un salto en el tiempo sin privarse nunca de subidas y bajadas, de paramos inmensos en donde abundan trigales recien segados y pequenos oteros hasta donde es posible divisar cruces monumentales como advertencia segura de que los milagros todavia exiten. Y es que un milagro es saberse en el centro del universo pero encontrarse por casualidad en la localidad de Circle con un local donde los agricultores se desayunan cada manana entre suenos de vaqueros para cruzar la calle y entrar en la cooperativa donde las realidades hablan de dolares y de guerra. Presente y futuro en el que viven entre rectas interminables y curvas juguetonas aguerridos soldados -blancos y negros, siempre jovenes en traje de campana- dispuestos a dejarse ver patrullando por la 200 de base a base y tiro porque me toca.
Great Falls (MT), Geyser, Lewistown, Sand Springs, Jordan, Circle, Lindsay, Glendive (MT), Beach (ND), Medora (ND).
Estados Unidos tiene sus contrastes y Montana los deja a flor de piel en un recorrido fantasmagorico camino del este, en busca de ese parque-homenaje que el bueno del cacahuetero Carter quiso dedicar a su otrora antecesor presidente Theodore Roosevelt. La 200 es una de esas carerteras polivalentes que hay en este pais dispuesta siempre a cambiar de numeros y de variados destinos segun las conveniencias del viajero. Llama la atencion que sin ser autovia ni autopista, y que sin gozar de un estado de salud inmejorable, la circulacion pesada pueda rodar legalemnte pro encima de las 65 millas por hora mientras el utilitario puede super sin miedo a inflingir la ley las 75. Estamos inconscientemente en el culo del mundo. Sumamos kilometros y kilometros camino de Dacota del Norte sin ver ni a un policia ni a un solo aviso que ponga a buen recaudo nuestras prisas. El viaje es un salto en el tiempo sin privarse nunca de subidas y bajadas, de paramos inmensos en donde abundan trigales recien segados y pequenos oteros hasta donde es posible divisar cruces monumentales como advertencia segura de que los milagros todavia exiten. Y es que un milagro es saberse en el centro del universo pero encontrarse por casualidad en la localidad de Circle con un local donde los agricultores se desayunan cada manana entre suenos de vaqueros para cruzar la calle y entrar en la cooperativa donde las realidades hablan de dolares y de guerra. Presente y futuro en el que viven entre rectas interminables y curvas juguetonas aguerridos soldados -blancos y negros, siempre jovenes en traje de campana- dispuestos a dejarse ver patrullando por la 200 de base a base y tiro porque me toca.