El sesenta aniversario del final de la segunda guerra mundial y el apoyo a las democracias ex-sovieticas son las razones que llevan por tercera vez este año al presidente George Bush a poner rumbo hacia Europa. Una gira relámpago que empieza hoy mismo con su viaje hasta Letonia, con reunion y discurso ante los presidentes balticos, y al que seguira la parada y fonda obligada en Holanda, el homenaje a los caidos estadoundenses que descansan en el cementerio de Margraten, cerca de la famosa ciudad de Maastrich. Bush, despues de los actos comemorativos de la segunda gran guerra, el proximo domingo, se trasladara a Moscu donde su amistad con el presidente Putin le llevara a presenciar en la Plaza Roja, el lunes, el Desfile de la Victoria. Estados Unidos esta preocupado ahora con Rusia por su intencion de vender armas a Venezuela y, sobre todo, a Siria, un pais que seguira en la lista de los castigados al haber firmado el presidente la prorroga sine die de unas sanciones economicas que deberian terminar la proxima semana. George Bush, antes de regresar a Washington, quiere aprovechar su viaje para escenificar –incluso sobre el alambre- lo que es el nuevo apoyo de los Estados Unidos a la lucha de los pueblos por la libertad y la democracia. De ahí su visita a Georgia donde la llamada revolucion de las rosas deponia al presidente Shevardnadze, un detalle –como la llegada hoy a Letonia, que no pasa desapercibido en los despachos del Kremlin, aun a pesar de que portavoces de la Casa Blanca insisten en que no hay en este viaje del presidente Bush dobles intenciones.