Barak Obama sabe que necesita menos de doscientos delegados y que Hillary Clinton no va a regalarle un solo apoyo. Los democratas tienen todavia cuatro semanas por delante para marear la perdiz. Hay seis consultas pendientes, 217 delegados a repartir, insufientes en todo caso para que Hillary alcance a Obama y Obama cante victoria. La semana que viene en Virginia Occidental se repetira la jugada. Hillary y Obama saben que ahora el partido se gana en los despachos de Washington, en los votos que senadores y popes democratas comprometan para la convencion del verano en Denver . El resultado sera siempre por los pelos, pero despues de haber empenado millones de dolares y haber desgastado peligrosamente las ilusiones de un partido que suena con ganar la casa blanca en las elecciones del 4 de noviembre.
miércoles, 7 de mayo de 2008
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