Los demócratas están haciendo cuentas, recapitulación en los despachos de Washington, en la Colina del Capitolio a la que Obama vuelve con un renovado alo de esperanzas. Hillary Clinton ha tenido en estas ultimas horas que soportar las consecuencias del K.O. en las primarias de Carolina del Norte y su ajustada victoria a los puntos y con prorroga en el estado de Indiana. Un pope del partido como George McGovern se cambiaba de bando para echar mas leña al asador. No es baladí. El ex senador por Dakota del Sur McGovern fue en 1972 y en su deseo de llegar a la Casa Blanca quien permitió a Hillary su bautizo político. La insistencia ahora de la exprimera dama de seguir en la carrera resulta para muchos inexplicable. Ha vuelto a sacar más de 6 millones de dólares de su bolsillo para seguir en la batalla. Y eso a un a pesar de que las matemáticas de los delegados por repartir -217 en las 6 próximas contiendas- nunca van a permitirle alcanzar a Barak Obama, quien ya sueña pronunciar el próximo 28 de agosto en la Convención de Denver su discurso de aceptación. Los demócratas siguen frotándose los ojos. Hace solo cuatro años el afroamericano Barak era el telonero del candidato Kerry, cuando el tan solo aspiraba a convertirse en senador por Illinois. Hoy está a menos de 200 delegados para poder ser declarado el candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, por eso puede y quiere hacer realidad –otro 28 de agosto, este con 45 años de diferencia- en Denver que no en Washington, su discurso de aceptación… Seria en el mismo día y con uno puñado de años de diferencia, de aquel otro en el que Martin Luther King proclama a los cuatro vientos haber tenido un sueño.
jueves, 8 de mayo de 2008
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