Se admiten apuestas, pero la tormenta económica creada por la crisis hipotecaria sigue haciendo temblar a los estadounidenses, a un gobierno conservador que sigue insistiendo que la receta son menos impuestos, a un banco central que repite hay margen para descuentos y a unos consumidores que, este miércoles, tendrán que poner su mejor cara cuando se presente de forma oficial la que ha sido la inflación del año 2007. George Bush regresará a casa después de su gira por Oriente Próximo rezando para que el amigo árabe abra el grifo del petróleo que sigue por las nubes. La Reserva Federal es casi seguro que bajara el precio del dinero el próximo 30 de enero. La bolsa será de momento el referente mas próximo para no dejar de escatimar sobresaltos. La recesión que se huele y las empresas y bancos enfangados con créditos de alto riesgo van a ser durante mucho tiempo los avisos a navegantes.
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