Lo que son las cosas, una cena, una broma, un quitate de ahi, que ya esta bien de repetir el mismo chiste… y en los Estados Unidos estan locos con Laura, con la esposa del presidente, que en la cena de los corresponsales acreditados en la Casa Blanca fue y se convirtio, por derecho propio, en la reina de la fiesta.
LAURA –sin engañarnos- leyendo el mejor guion de la historia que pueda elaborarse en un despacho de la Casa Blanca, no defraudo a la concurrencia. Dispuesta a reirse hasta de su sombra con tal de poder descubrir –como asi sucedió, hasta sin pelos en la legua- como es en privado, en famlia, en casa, en su rancho y hasta en zapatillas un hombre al que Laura solo llama George
“George siempre dice que le encanta venir a las cenas con la Prensa. Chorradas. A estas horas (9 de la noche) usualmente está en la cama. No bromeo. Le dije el otro día, George, si realmente quiere terminar con la tiranía en el mundo, vas a tener que trasnochar más”.
La primera dama, con un 80 por ciento en las encuestas de aceptación popular, admitio estar orgullosa de su esposo, al que ha visto aprender mucho en su rancho de Texas. Alli, el primer año, trato de ordeñar a un caballo y hoy para cualquier problema utiliza la motosierra, lo que explica –confeso- porque se lleva tambien con el vicepresidente Cheney y el ministro Rumsfeld.
LAURA –sin engañarnos- leyendo el mejor guion de la historia que pueda elaborarse en un despacho de la Casa Blanca, no defraudo a la concurrencia. Dispuesta a reirse hasta de su sombra con tal de poder descubrir –como asi sucedió, hasta sin pelos en la legua- como es en privado, en famlia, en casa, en su rancho y hasta en zapatillas un hombre al que Laura solo llama George
“George siempre dice que le encanta venir a las cenas con la Prensa. Chorradas. A estas horas (9 de la noche) usualmente está en la cama. No bromeo. Le dije el otro día, George, si realmente quiere terminar con la tiranía en el mundo, vas a tener que trasnochar más”.
La primera dama, con un 80 por ciento en las encuestas de aceptación popular, admitio estar orgullosa de su esposo, al que ha visto aprender mucho en su rancho de Texas. Alli, el primer año, trato de ordeñar a un caballo y hoy para cualquier problema utiliza la motosierra, lo que explica –confeso- porque se lleva tambien con el vicepresidente Cheney y el ministro Rumsfeld.
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