Sesenta millones de catolicos estadounidenses han rezado mirando de reojo las cadenas de sus televisiones que -todas- emitian desde Roma, excepto cuando el presidente George Bush, de luto como su esposa Laura, interrumpian su descanso para sumarse al duelo del campeon de la libertad. La iglesia catolica ha perdido a su pastor. El mundo ha perdido al campeon de la libertad. La bandera de los Estados Unidos onde a a media asta. La iglesia que mas dinero envia al Vaticano llora a Juan Pablo II .
Juan Pablo II -decia Bush arrimando el ascua a su sardina- nos recordo nuestra responsabilidad de defender la cultura de la vida. Trece cardenales estadounidenses –el grupo mas numeroso despues de los 38 purpurados italianos- viajan a Roma donde once de ellos tendran que participar en el conclave que en dos semanas como pronto elegira al sucesor de Pedro
Juan Pablo II -decia Bush arrimando el ascua a su sardina- nos recordo nuestra responsabilidad de defender la cultura de la vida. Trece cardenales estadounidenses –el grupo mas numeroso despues de los 38 purpurados italianos- viajan a Roma donde once de ellos tendran que participar en el conclave que en dos semanas como pronto elegira al sucesor de Pedro