Hacer una campaña electoral en los Estados Unidos es como ganarse una beca Erasmus en la Europa de las estrellas. Los socialistas Tomás y Trini en Madrid son como los republicanos Castle y O´Donnell en Delaware. Sus historias tienen como denominador común la prueba de las primarias, pero en las palabras y en las imágenes están las diferencias. Escuchar y ver leer a Tomás su plegaria victoriosa nada tiene que ver con la nueva letania que ha entonado la victoriosa Christine O´Donnell. Ninguno de los dos puede presumir del apoyo incondicional de sus respectivos aparatos. Poco importa, cuando además hay de por medio todo un Océano. Salta a la vista que Christine es mucho más telegénica y comunicadora que Tomás. Hay más diferencias incluso en el entorno. A Tomás le ayuda a ponerse en escena mi buen amigo Eduardo Sotillos. A Christine le pone las comas un mago llamado Fred Davis. Los resultados saltan a la vista. No soy una bruja, dice O´Donnell mirando fijamente a la cámara. No se crea todo lo que oye de mí, añade sin fruncir el ceño ni mover un músculo que afee su pícara sonrisa. Fred Davis, asesor en su día de Jhon McCain, se ha salido con la suya. Christine es un diamante en bruto y solo necesita pequeños retoques en sus manos. Sotillos no lo sabe, pero hay mucho que aprender de los asesores de imagen estadounidenses. Aquí y allí, entre desconocidos anda el juego. Davis se adelanta. Acaba de encontrar, con la ayuda de Christine, la piedra filosofal con la que enfrentarse al obamiano sí podemos. Christine lo dice al final, -yo soy tú-, como si fuese el grito de guerra y la bandera del tea party. Yo soy tú, la mejor solución a todas las preguntas y explicaciones pendientes. Yo soy tú, lo más natural aunque seguramente tú -como yo- no queramos ser nunca como ella.
lunes, 4 de octubre de 2010
Yo soy tú
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