Hernaldo Duarte es un personaje de novela. Hernaldo es un nicaraguense con garaje en Rockville. Se gana la vida con la diabetes a cuestas. Lleva arañazos por todo el cuerpo. Tiene cicatrices de balas y hasta media pierna ortopédica. Hernaldo por fuera y por dentro es todo un hombre. Los sandinistas quisieron hacerle alcalde en su pueblo. Tiene dos hijas y una mujer que son mucho mas que un ayutamiento. Hernaldo salió de Nicaragua después de bajar como capitán de las montañas. Su aprendizaje mecánico le llevo a tierras españolas. Su vida ha sido siempre un misterio con sopresas. Marta, su esposa, lo sabe como buena bruja. Conoció al militar y ahora cuida a quien sueña con el campo y sus caballos. A Hernaldo le hicieron un trasplante de riñón en Cuba. Sus drogas en Estados Unidos le valen todo un sueldo. Hernaldo no se arruga, va y viene como si tal cosa. Mil dólares mensuales es la media de su presupuesto médico. No hay seguro que lo aguante ni papa estado que le conceda una baja laboral. Hernaldo Duarte vive soñando con montar a su caballo. Hace un año, el ataque de la guerrilla llevaba nombre de infección. Los médicos arrugaron el ceño cuando vieron que la guerra se llamaba gangrena. Prometieron cortar solo medio pie, siguieron por encima del tobillo y acabaron por debajo de la rodilla. Poco importa, Hernaldo se pasa el dia en pie colocando tuercas en coches ajenos. Esta mañana, Hernaldo ha cogido con prisas un avión a Nicaragua. Esta vez no piensa en vender caballos o montarlos. Esta vez no tendrá que luchar contra la muerte. Esta vez una bala no dejará tocada su femoral. Su padre se muere, aunque mucho mas tranquilo que como pudo morir Hernaldo. Una carretera fue su primer nuevo aviso. Saliendo de una curva, montaña arriba y con veinte mil dolares en el bolsillo tiraron a matar, pero el medio muerto mató primero. Las historias de Hernaldo son todo un libro. Su amistad, un regalo al que sumar solidaridades. Buen viaje, Hernaldo, vuelve pronto y vuelve como siempre aunque se haya ido uno de tus seres queridos.
jueves, 21 de octubre de 2010
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