La carrera a la presidencia de los
Estados Unidos se ha convertido de un tiempo a esta parte en una marathón política donde se ponen a prueba todos los recursos. El primero y mas importante, los apoyos económicos que produce entre la comunidad el declararse dispuesto a colocarse en la recta de salida. Tienen que hacer llegar los dólares las grandes empresas, esos lobbys que en Washington luego pedirán devolver el favor, pero también los ciudadanos de a pie, los que dejan cinco dolares confiados en un mañana diferente si es que el supuesto candidato acaba consiguiendo unos cien millones de entrada para empezar a soñar
saber qué decir de aquel viaje en el que nos invitaron a una cerveza por no llegar a pisar el precipicio si hay que explicar porque de joven has llegado a probar la marihuana. Las vueltas a la pista son a veces –como en esta ocasión.- interminables. Se ha empezado
el baile demasiado pronto y la campana de la última vuelta –a veintidós meses como estamos del martes electoral– el martes después del primer domingo de noviembre- la campana de la ultima vuelta suena cuando con los fríos del invierno se abren los primeros caucus en Iowa y las primarias de New Hantsire donde los electores inscritos votan y ganan delegados con los que dar respaldo a su candidato favorito. Hasta entonces, año electoral como será el 2008- el aspirante a presidente esta quemando fuerzas y si por desgracia ocurre que tiene enfrente a compañeros del mismo partido empeñados en su mismo propósito, el desgastes es mayor y hasta puede estar dando munición a los demócratas o republicanos que corren por las pistas contiguas. Los calores del riguroso verano estan reservados para la gran fiesta de la convención, es la semana en la que se proclama y se acepta de forma oficial al candidato a la
presidencia de los Estados Unidos. Es la hora de los programas y de los discurso, de los globos y de los confetis… Publicidad pagada que llenara horas de televisión en horario de máxima audiencia, antes de salir en peregrinación por el país para pregonar la buena nueva. Sin olvidarse de reservar tres o
cuatro citas –los debates electorales entre candidatos- donde hay que presentarse convencido de ser la mejor alternativa y eso sin pasarse. Estar desmaquillado porque solo se maquillan las señoritas, pretender y demostrar ser mas sabiondo que el aspirante, mirar al reloj a ver si pasa de una vez el tiempo dicen que han sido actitudes y gestos que han dejado a candidatos y hasta entonces presidentes en la cuneta, una situación en la que por desgracia siempre pueden acabar los corredores de fondo.
..........Diario de impresiones, cosas sueltas y muchas crónicas que se emitieron por la radio.
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