jueves, 19 de septiembre de 2013

El ipad del enemigo

    Si no fuera porque los instantes en una guerra pueden provocar millones de muertos, el fotógrafo  Ahmed Jadallah de la agencia Reuters habría conseguido una exclusiva de chiste. Hace años reíamos en mi país con las tragedias que convertia en humor un hombre llamado Gila. Sus guerras eran -como las de hoy y como las de siemrpe- una locura de andar por casa. Claro que no hay peor guerra que la destinada a matarse entre quienes son vecinos de noche y comparten un tinto de día antes de echarse al monte.
    La guerra civil en Siria es esa otra locura a la que sin ver la foto del miliciano con ipad y mortero podriamos ya imaginar en blanco y negro sino fuera porque la desgracia ya se ha cobrado mas de 100 mil muertos llorados por cientos de miles de familias. ¨Que dice el capitan –diría Gila- que tengan cuidado con el mortero, que el wifi está descompensado por los disparos del enemigo y los suministros estadounidenses han llegado camuflados entre los paquetes que Amazon envía al presidente El Assad¨
    Hacer la guerra con un ipad es casi tanto como intentar matar moscas a cañonazos. Afortunadamente la diplomacia trabaja para recomponer la situación protagonizada por un dictadore al que se le han subido a las barbas milicianos de tres al cuarto. El programa de nivelación de morteros es una app gratuita al alcance de todos los mortales. El problema es  poder acceder a la tienda de Apple , aunque por ser una aplicación de regalo  ya no es  necesaria  una tarjeta de crédito.  El complemento ideal son los mapas de Google, también gratuitos, y el milagro es que el pelotazo no te caiga encima si el mortero está equilibrado casi en vertical.

   Gila diría que no hay peligro, que afortunadamente los enemigos son amigos porque vienen todos juntos. Si Steve Jobs levantara la cabeza tomaría parte activa en la contienda. Sus sofisticados modelos ipad  pueden ser demasiado modernos ante tan alarde guerrero. Claro que es posible, que sean los soldados, los morteros y hasta las armas de destrucción masiva las que debieran reconvertirse de inmediato. Cuando la capacidad de matar puede trasladarse en algo tan minúsculo como un dedalillo, no hay modas que resistan… aunque solo sean las víctimas quienes salen en las fotos.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Siria y el póker

John McCain ganó en la comisión de exteriores del senado pero perdió al póker en el juego virtual que disputaba en su iphone. McCain ha conseguido  dar al gobierno del presidente Obama autorización limitada para aplicar el uso de la fuerza en Siria, pero el senador republicano por Arizona se sacó un as de debajo de la manga. La condición del ataque, pasa por  ¨degradar¨  al régimen de Bashar el-Asad. McCain ha sumado su voto al de los diez senadores guerreros (siete demócratas)  que frente a otros siete (dos demócratas) han abierto una primera puerta.  La puerta al examen que sus compañeros en pleno harán a la vuelta de vacaciones a la más que posible guerra contra Siria.
     Hasta el regreso al trabajo en el Capitolio, el próximo nueve de septiembre, los padres de la patria viven un descanso no exento de sobresaltos. Cuando no son los tambores de guerra, son los números rojos y ese llamado recorte fiscal (secuestro) los que asaltan  sus sueños. Cuando se levantan, no dejan de oir un coro de sin papeles y emigrantes dispuestos a recordarles sus muchas obligaciones. Y antes de irse a la cama, los congresistas estadounidenses ven como sus conciudadanos les niegan el pan y la sal convirtiéndoles en la instuitución más vituperada del elenco nacional…
  No está el horno para muchos bollos, ni aunque el presidente Obama sea capaz de poner los pies encima de la mesa de su despacho oval y la Casa Blanca nos lo enseñe en foto oficial que da la vuelta al mundo. Obama no está de vaciones como sus señorias.  Lo estuvo –es verdad-  pero regresó para coger los toros por los cachos. Habló al mundo en sabado, para decirnos que no había vuelta de hoja. Nos dejó con el agua al cuello, pero después y sin salir en las fotos,  se fue a jugar al golf con el vicepresidente Biden que le había acompañado en la tarea.

  El sueldo de un presidente, como el de su vicepresidente, y hasta el de los representantes de los ciudadanos estadounidenses llevan incorporados todos esos trances. Los actos públicos y hasta los privados pueden ser codiciados objetos del deseo. Si un pie encima de la mesa del despacho oval llama tanto la atención como lo que puede estar debajo de la mesa, no debería extrañarnos que un senador juegue al póker de forma virtual en su  iphone  y hasta que pierda mientras se discute hasta dónde castigar a los sirios por haber sido gaseados.