jueves, 22 de septiembre de 2011

Educación, que gran palabra

Hay palabras que nunca pasan de moda. Son palabras que nos persiguen desde hace siglos. Palabras que convertidas en ideas necesitan explicaciones de sesudos libros. Ideas que ni en libros sesudos son capaces de explicarse a gusto de todos. Son palabras e ideas que esconden la historia de la vida. Una historia con mayúscula que cada uno tiene el privilegio de descubrir e interpretar de acuerdo a sus propias necesidades.

Educación es una de esas palabras que imprime algo más que carácter en este mundo nuestro de cada día. Educar es el verbo y va pegado siempre a ideas que repetimos y nos repiten desde que el mundo es mundo. Por eso debe ser muy difícil que acabemos siendo tan educados como para ponernos de acuerdo y coincidir a la hora de hablar de educación. No son estos tiempos para la lírica, como tampoco son tiempos para conseguir milagros que vayan más allá de evitar poner apellidos a esos ideales que -como libertad o democracia- son herencia de la humanidad.

Estados Unidos tiene que educar este año a más de 55 millones de pequeños ciudadanos que desde los jardines de infancia hasta el final de secundaria se reparten por su geografía nacional. Ponerse de acuerdo en cómo hacerlo no es tarea fácil si, como sucede, las competencias están muy repartidas por los cincuenta estados de la Unión y los dineros hace tiempo que se gastaron sin guardarse en las caja de caudales. El problema salta a la vista y mucho más en tiempos electorales. El deseo de cualquiera es poner a la educación el adjetivo de calidad. Estados Unidos lo intenta desde hace tiempo, pero no encuentra la fórmula mágica. Mucho menos ahora, cuando además la crisis económica amenaza como terremoto en cuartear el sistema.

280 MIL EMPLEOS, EN PELIGRO

Jack Jennings es uno de esos ideólogos que desde el Center on Education Policy (CEP) lleva tiempo encendiendo las luces de alarma. ¨Cada año que pasa, desde hace tres, hay recortes en los presupuestos escolares. Queremos ser los mejores, pero no lo conseguimos. Esta situación puede poner ahora en la calle a 280 mil trabajadores de la enseñanza. Obama, al principio de su mandato, consiguió parar el primer golpe aportando 80 mil millones de dólares con el visto bueno republicano. Este año, los fondos se han agotado y la oposición está reacia a aprobar los 30 mil millones más que ha vuelto a pedirles el presidente para salvar del desempleo a nuestro educadores¨.

Los distritos escolares son los encargados de resolver la papeleta sin olvidarse de que ellos son para muchos el principio del problema. La enseñanza estadounidense eligió hace años colgarse el apellido de enseñanza democrática. Los distritos escolares son los que mandan, los que de verdad parten el bacalao en cualquiera de los 50 estado. Los ciudadanos eligen a sus miembros como se elige al jefe de la policía, al juez, al alcalde, al representante o al mismísimo presidente de los Estados Unidos. Saber de educación es un plus pero no un requisito para administrar un pastel que se endulza con los impuestos sobre las viviendas adjudicadas a su área. El dinero es contante y sonante pero las cuentas, como el reparto de cargas, no son siempre las mismas según quien sea el estado que las componga.

Text Box: RETRATO ROBOT El retrato robot de los tres millones y medio de profesores que trabajan en la escuela pública estadounidense responde al de una mujer blanca de treinta a cincuenta años. Un dieciocho por ciento del profesorado tiene menos de treinta y un veinticinco por ciento ha cumplido entre cincuenta y sesenta años. Y todavía hay un seis por ciento de educadores que trabaja por encima de los sesenta.  Los hombres se prodigan mas en secundaria donde llegan a ser hasta un 41 por ciento frente al  solo un 15 por ciento que son profesores en primaria. Siete por ciento de los maestros son afroamericanos, seis por ciento son latinos y un cinco por ciento asiáticos.        Si mis hijos estudiaran en California, tendría que saber que la escuela pública está financiada por el estado en casi un 80 por ciento. Si mis hijos fueran al colegio en el estado de New Hampsire la escuela estaría subvenciona en la misma cantidad por los distritos escolares salvando de esa carga a las arcas del estado que las recauda sobre ventas y salarios. La media nacional, asi las cosas, puede resultar equivoca aunque siempre exista para demostrar que en este país nunca se hacen ascos a los números. Los colegios e institutos públicos estadounidenses están pagados en un 52 por ciento por los estados, en un 41 por ciento por los distritos escolares y en un 7 por ciento por el gobierno federal.

EL CAMBIO DEL CAMBIO

Esta es una de las principales razones para explicar la dura tarea que tiene encomendada la administración federal y su departamento de educación. Quien paga manda, dice el refrán popular, y salvo para tirar de chequera en tiempos difíciles los estadounidenses prefieren que sus dineros estén en sus bolsillos y muy pocos en los que pueda manejar el gobierno federal. Si Barack Obama hizo soñar a todos con el cambio en Washington, ahora desde Washington se descubre que es imposible cambiar casi nada. El anti-sistema no funciona desde el sistema. Aunque resulta paradójico navegar contra corriente y llegar a modernizar y revitalizar planes donde el nombre de España vuelve a escribirse en grandes caracteres.

El Secretario de Estado de Educación y Formación Profesional, Mario Bedera, acaba de hacer un viaje relámpago desde el Ministerio de Educación español a los Estados Unidos para firmar, ratificar y ampliar con su homólogo estadounidense, Antthony Miller, un plan de cooperación educativa que en los veinte últimos años ha permitido a educadores de ambos países intercambiar conocimientos y habilidades propias de las dos culturas. Los idiomas inglés y español son - con los alumnos de España y Estados Unidos- los primeros en beneficiarse de estos intercambios que ¨en las actuales circunstancias -decía Mario Bedera en Washington DC- son la mejor inversión que podemos hacer para el futuro¨.

El Plan de Cooperación en materia educativa entre España y Estados Unidos se remonta a los años ochenta, cuando hablar o estudiar inglés en España empezaba a ser una obligación, Desde entonces auxiliares de conversación estadounidenses y profesores españoles han estado haciendo viajes de ida y vuelta para favorecer el conocimiento de la lengua y la cultura de ambos piases. En la actualidad más de cinco mil profesores españoles han ayudado a la difusión y conocimiento de nuestra lengua, un idioma que hoy estudian más de cuatro millones de estadounidenses, número que ni siquiera alcanzan la suma total de estudiantes que se decantan por el conocimiento de otros idiomas .

PROFESORES VISITANTES EN USA

Ana Isabel Martínez y Daniel Sánchez son dos de los novecientos profesores visitantes españoles que este año imparten clases en colegios bilingües repartidos por toda la geografía de los Estados Unidos. Ana Isabel tiene familia en Washington DC y cada mañana se traslada hasta el colegio público Oyster -Adams Bilingual School en la céntrica calle 19. Por la tarde, Daniel, hasta antes de ayer profesor de instituto en Gijón, llega andando al centro escolar de la capital federal estadounidense para impartir clases en español de materias tan diferentes como las matemáticas o la música.

¨En España -dice Ana Isabel Martínez- tenemos una concepción diferente de la educación. Aquí he aprendido nuevas técnicas, se trabaja menos con los libros de textos y más sobre los contenidos. Hay mucho trabajo en grupo y más participación porque en Estados Unidos se tiene una concepción mucho más dinámica e interactiva de la enseñanza¨

¨Los profesores - apunta Daniel Sánchez- son contratados por la dirección de cada centro. Aquí no existen funcionarios y pasan cinco pruebas de evaluación al año. Están bajo presión constante. Un inspector, en dos ocasiones, y tres veces la directora controlan personalmente la marcha de las clases. Su puntuación puede darte bonos, más dinero o más antigüedad, pero también ponerte de patitas en la calle si no alcanzas los estándares acordados¨

BILINGÜISMO, OPCION DIFERENTE

Ana Isabel y Daniel no tienen garantizada su plaza ni como profesores visitantes españoles a priori con un contrato para tres años. ¨Yo estoy encantado -confiesa Daniel Sánchez- porque la experiencia es extraordinariamente positiva. Lo recomendaría a todo mundo. He aprendido mucho. Soy un profesor de idiomas de secundaria y aquí estoy trabajando con alumnos de primaria. No hay clase de idiomas porque los chavales estudian todas las materias un 50% en español y un 50% en inglés¨

Por lo general, los padres de los alumnos a los que dan clases Ana Isabel o Daniel han elegido una opción diferente. Su apuesta, en una sociedad pluricultural y muy internacional, es el bilingüismo con todas sus consecuencias. Washington DC, como cada uno de los distritos escolares que -como se ha dicho- son los que tienen la sartén por el mago en cada uni de los cincuenta estados de la Unión, hacen y deshacen en materia educativa a su libre antojo. El Gobierno federal solo ayuda o puede marcar directrices pero cada Estado -como en España hace cada una de las autonomías- es libre de establecer sus programas y calendarios.

¨Las clases en inglés y en español se complementan para el aprendizaje simultaneo de conocimientos y de las lenguas española o inglesa. La dificultad -puntualiza Daniel Sánchez- es que puedes encontrarte en una misma clase con muchos niveles de aprendizaje. Una escuela bilingüe no solo hace compatible la convivencia de idiomas, sino que obliga a la continua adaptación de los conocimientos a los niveles específicos de entendimiento que haya desarrollado cada alumno¨.

BUROCRACIA, OTRA ASIGNATURA PENDIENTE

Los profesores visitantes españoles se reparten por la geografía estadounidense después de pasar una selección muy rigurosa que empieza con su inscripción online en la página web del Ministerio de Educación a finales de diciembre. Los profesores serán entrevistados por una o varias personas que, representando a cada uno de los distritos escolares estadounidenses, se trasladan a Madrid para elegir personalmente a los candidatos más idóneos para cubrir sus necesidades.

¨Lo más difícil son los trámites una vez que te confirman que eres profesor visitante. La burocracia -recuerda Daniel Sánchez- es sorprendente. Todo empieza con la solicitud de la visa J1 o un permiso de residencia que se te concede para tres años. Luego tienes que buscar piso. Sacarte el numero de la seguridad social. Luchar para que un banco te facilite abrir una cuenta bancaria. Tienes que pagar por todo, incluso para que una empresa estadounidense certifique y convalide tus estudios. Eso es fundamental para conocer después cuáles serán las tablas salariales y los beneficios que vas a recibir por tu trabajo¨

Los casi cinco mil profesores visitantes españoles que en los últimos veinte años han pasado por los Estados Unidos pueden contar historias interminables alrededor de su experiencia. Una gran mayoría han ejercido en California, un estado del oeste donde la actual crisis económica ha obligado a abrochase el cinturón y reducir el número de profesores españoles que cada año recibían en sus colegios e institutos. Algo similar ha sucedido en Texas, Illinois o Florida, estados punteros en la adopción de estos programas bilingües de los que se benefician en la actualidad, en solo 74 centros de la red ISA (International Spanish Academies) repartidos por 25 estados más de 22.600 estudiantes.

Wikio

domingo, 11 de septiembre de 2011

11 S a diez años



Hace diez años el día 11 de septiembre era martes y lucía el sol. Dejé a mi hija Enya en el colegio y camino del estudio de la radio, en Washington DC, mis compañeros de Madrid me llamaban para preguntarme si podía entrar en el próximo boletín. (Cosa curiosa, las noticias que cuenta la radio a cada hora las seguimos llamando boletines.) Un avión o una avioneta se había estampado contra una de las Torres Gemelas. Entras en diez minutos, me dijeron, como si un suceso extraordinario tuviese como nuevo ingrediente la espectacularidad. Una torre gigante, la más alta de Nueva York, estaba herida muy cerca de su azotea. Humo negro, imágenes en televisión desde la distancia, ulular de sirenas, primeros auxilios... Confusión fue la primera palabra que se me ocurrió lanzar al aire. El resto, es sabido. Solo que diez años después, las imágenes vuelven a demostarme que nunca son -ni enseñan- toda la realidad que suponemos. Aquel 11S vivimos la tragedia tan real como imaginada desde la primera fila de nuestra butaca. No nos hiceron falta ver las caras aterrorizadas de las víctimas. Comprendimos que era suficiente ver lo que veíamos. Hoy, diez años después, vuelve a pasar lo mismo. Si no hubiese mas ojos para contarlo, en la llamada zona cero se hubiera vivido una nueva jornada de homenaje y recuerdo a los caidos. Solo son y debieran ser ellos los únicos protagonistas. Salvo que hace diez años, los atentados en Estados Unidos pusieron a prueba muchas más cosas. Ganamos en casi todas las que vemos y enseñamos en televisión, pero perdemos en las que censuramos regodeandonos en nuestra victoria. Este 11 S, Alcaeda y su amenaza creible de atentados -con la ayuda de los servicios de inteligencia- ha vuelto a recordar al mundo que el miedo es libre. Mientras esposas y esposos, padres, hijas e hijos, familiares y amigos leían la letania de ausentes, en las calles aledañas del bajo Manhattan se cacheaba a los ciudadanos, se requisaba cualquier liquido y se hacían guiños a la libertad bajo el sacrosanto nombre de la seguridad. Han pasado solo diez años.