sábado, 29 de mayo de 2010

Números y tragedias

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No es la primera vez ni por desgracia será la última. Los estadounidenses han estado siempre enamorados de los números. Es una pasión que les envidio y que desde hace años me ha tocado compartir con cierta envidia. Los números y la información son muchas veces primos hermanos. No digamos si hablamos además de los números y de la Historia. Estados Unidos y muchos periodistas estadounidenses son unos linces en utilizar los números. La vida y su propia historia les ha obligado a tener experiencias para todos los gustos. Son unos maestros en casar información y en enumerarla. No es mérito, hasta que alguien pueda demostrar lo contrario. No es lo mismo numerar que enumerar y ni mucho menos llegar a fiarse de la numerología. La información concebida como espectáculo tiene esas y otras muchas posibilidades. Ahora que otro Memorial Day está a la vuelta de la esquina vienen a mi memoria recuerdos escalofriantes. La teoría más tétrica es la que dice que los atentados del 11 de septiembre estaban predeterminados por sus números. La última broma -me pusieron la evidencia delante de mis ojos- es ver las torres gemelas envueltas en llamas en cualquier billete de 20 dólares. Unos dobleces aquí y otros allí mezclados con un poco de imaginación son capaces de hacer el resto. Capaces, es lo natural y lo que pide el cuerpo, capaces de hacernos consumidores de noticias y de números. Consumidores de tragedias en vivo y en directo. Es la vida misma. Hay solo una obligación. No cerrar los ojos y no apagar la luz. Dejarse llevar por una velocidad de vértigo traducida en imágenes que no pueden durar mcuhos más de escasos segundos.
WKRG.com News Solo hay que saber sumar y taparse la nariz. Esta vez los rehenes no son aquellos estadounidenses que acumulaban días retenidos en su embajada irani mientras las televisiones de los Estados Unidos añadian y rascaban dias a los calendarios. Esta vez, los rehenes somos todos aunque sean los medios de comunicación estadounidenses los encargados de volver a recordarnos que solo las grandes tragédias se entienden mejor con números. Ahora, con petróleo y de negro. Mañana, Dios dirá. Pero siempre sin cerrar los ojos y tapándonos la nariz. Y hasta las vergüenzas antes de mirar a nuestros hijos pensando el mundo que vamos a dejarles.

miércoles, 26 de mayo de 2010

British Petroleum se atreve a cantar victoria. TOP KILL

Hago una apuesta. Nos van a freir a números después de taponar el agujero de petroleo que llenaba de aceite el Golfo de México. Ya está, lo han conseguido después de un mes de esfuerzos denodados. Top kill. La marea negra deColor del texto lColor del textoa información esta cargada de sobresaltos. Ahora que el fondo del mar se ha dejado taponar sigue la procesión. Hemos podido leer y escuchar de todo. Los números son siempre lo más llamativo. Números que incluyen muertos, pero muertos a los que se puede tapar con un torbellino de millones. La compañía paga, aunque luego se descubre que son muchos los que meten cuchara. Es el sistema, incluso con su propia correa de transmisión en lo mas alto del Capitolio de Washington. Esta fuga tiene historia, pero no menos que la historia que nunca olvidan quienes manejan la pasta. Esta vez hasta un todo presidente de los Estados Unidos ha recordado obligaciones y deberes. Habla bajo desde lo más alto porque Obama, como los políticos estadounidenses, saben que buena parte de los beneficios petrolíferos ayudan a financiar sus campañas. No hay nada nuevo bajo el sol salvo una gigantesca mancha que se extiende por ese mar que alimenta huracanes capaces de llevarse casi todo por delante. Es la ley, la ley que siempre está abierta para que otros hagan la trampa. Ahora -con 48 horas por delante para cantar victoria- la justicia sigue metida en números. Más números, está cantado. Detrás quedan las comparecencias y los interrogatorios. Los dimes y diretes de quienes tiran balones fuera y se acusan mutuamente de irresponsabilidades. Hay denuncias en la prensa libre y denuncias que piden responsabilidades. Voces que claman al cielo. Expertos capaces de suscribir que la tragedia pudo ser evitada. Es una historia vieja, pero ha vuelto a resultar tan real como la vida misma. La receta es siempre la misma: producir a cualquier precio sin dejar de dar vueltas a la manivela de los dólares. Ya está, hemos puesto el tapón para que todo siga siendo lo mismo. Ellos pueden hasta cambiar de nombre. British Petroleum (BP) es una empresa que conoce bien las triquiñuelas del negocio. No hay peligro. No hay nada que no pueda remediar un buen trabajo de maquillaje. Un trabajo donde pueda utilizarse el resto del cemento que sobre de taponar el fondo del mar. Un cemento que en la superficie sirve para esconder la mano y tapar las vergüenzas de propios y extraños.

lunes, 3 de mayo de 2010

José Andrés: Cocina molecular

La cocina molecular es todo un éxito en los Estados Unidos. Mi amigo José Andrés se ha encargado de exportar una sabiduría que nacia en El Bulli hace unos cuantos años. José Andrés quiere ser el heredero y sucesor de Ferrán Adriá. Anoche en 60 minutos, el programa veterano de la CBS, demostró estar preparado para hacer su sueño realidad sin olvidarse de los maestros. No importa tanto como se llega, que tambien, importa en estos días el saberlo contar. El envoltorio está de moda y venderlo abre fronteras. José Andrés ha sabido coger el pulso a una sociedad diferente que se dice a la vanguardia del mundo. La mezcla es siempre importante, pero se hacen imprescindibles las proporciones. José Andrés ha descubierto que los Estados Unidos son como su querido gintonic. Hay que saber poner un poquito de ginebra a tres partes iguales de tónica. El resultado, si lo trabajas y sabes contárselo a una cámara, sorprendente. La CBS y 60 minutos son buena prueba de cómo el hombre blanco debe hacer las américas. El nuevo redescubriento del siglo XXI empiezan por la boca. La tónica es saberle añadir, con mucha naturalidad y emoción en todo lo que haces y cuentas, es saberle añadir a partes iguales esas cosas que le faltan al mundo: una sonrisa y mucho amor al prójimo, a la familia y a quien puede ayudarte a contarlo a los cuatro vientos.