domingo, 28 de marzo de 2010

Obama está en Kabul



Legalizar el Partido Comunista de España (PCE) en medio de una transición en ciernes es mucho mas complicado que viajar en secreto hasta Afganistán con nocturnidad y alevosía. Las comparaciones son siempre odiosas, pero el primer viaje que hace el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, a la guerra contra el terror me ha recordado los arrestos que tuvo el presidente del gobierno español, Adolfo Suárez, cuando en otra Semana Santa hizo legal a los últimos comunistas de Europa. Obama ha elegido el Domingo de Ramos en medio de ese recuerdo popular de que quien no estrena nada no tiene manos. Obama las tiene, aunque sean mas pequeñas que sus orejas. El presidente de los Estados Unidos quiere demostrar que su idea de la esperanza llega mas lejos que a la puerta de enfrente. Acaba de firmar en casa una reforma de salud descafeinada y tiene ahora que buscar una varita mágica que arregle ese mundo incapaz de solidarizarse más allá de apagar una hora la luz para recordarnos que el cambio climático puede ser más peligroso que otra bomba atómica. Barack Obama se ha plantado en Kabul como Santiago Carrillo se plantaba en Madrid con careta y peluquín. El presidente utilizaba sus poderes, mas allá de viajar trece horas sin parar en ese avión oficina que aquí bautizan como Air Force One. Las agencias informativas y todos los medios de comunicación dejaron la procesión para venir de inmediato a la iglesia y tocar las campanas. Es un primer viaje pero no una nueva misión del flamente nobel de la paz. Barack Obama, dice The New York Times en crónica de urgencia, no se ha olvidado de cuales son sus prioridades. Acabar la guerra no es una de ella, pero si castigar al talibán donde mas le duele. Estar en la brecha y limpiar Kandahar es tarea mas que complicada como corroboran los soldados muertos y heridos en el frente durante estos tres primeros meses del año. Afganistán ha pasado a ser otra guerra regada con sangre estadounidense. Ahora es cuando la opinión pública puede preguntarse si el envio de 30 mil nuevos compatriotas sirve para algo. Obama lo sabe y actua con urgencia en una semana donde por fín ha vuelto a poder enseñar la patita. No es el mismo, ahora demuestra que ya sabe lo que es recibir una llamada telefónica a la tres y media de la madrugada. El presidente de los Estados Unidos no tiene tiempo para hacer prácticas. Todo es urgente en este su primer periodo en la Casa Blanca. Si coges carrerilla, si eres capaz de hacer una reforma sanitaria y anunciar que tienes un compromiso con Rusia de reducir a la mitad los arsenales nucleares, más vale seguir y pensar que Hawaii puede esperar en un país muy poco dispuesto a salir de procesiones. Ya es un aviso, Obama ha viajado a Afganistán en Domingo de Ramos. Su intención es pasar la noche en Kabul. Regresar a casa antes de que los afganos se levanten el lunes. Llegar, ver y besar el santo. Saludar a sus soldados y decirle en persona al presidente Karzai que ya basta de tonterias. La suerte no está ni mucho menos echada. Hay guerra para largo y la sociedad civil afgana tendrá que saber que no todo se acaba o empieza en la esperanza. Obras son amores y no buenas razones. Son diferencias que saltan a la vista, como diferente será siempre legalizar al PCE y parar la guerra en Afganistán.

martes, 23 de marzo de 2010

Reforma sanitaria con vuelta de hoja

La mano izquierda de Barack Obama ha conseguido hacer ley una promesa electoral que después de un año largo parecía condenada al fracaso. El presidente de los Estados Unidos ha logrado una reforma sanitaria descafeinada que deja de nuevo dividido al país en dos mitades. Esta vez, la primera enseñanza que debería aprender la Casa Blanca es que las leyes en Washington se sacan solo adelante a cara de perro. El bipartidismo es tan radical como necesaria una mano capaz de mecer la cuna. La reforma sanitaria que desde hoy da sus primeros pasos no estará concluida hasta el año 2014. La letra menuda tendrá tiempo de adaptarse a las necesidades presupuestarias. Obama ha firmado con la izquierda pero se ha puesto a rezar para que el empleo crezca y el déficit pueda parar de crecer como ha crecido la desatención sanitaria hasta ser la eterna compañera de más de 35 millones de estadounidenses. La reforma que ahora llega ha sido calificada por casi todos de histórica. Seguro sanitario para todos y por obligación es la receta. Hay quien se atreve a calificarla de esquinazo definitivo a la era Reagan de la que Bush y sus adlateres supieron sacar pingües beneficios. Esta ley será tambien la mejor tarjeta demócrata para este año electoral donde todo puede ser posible. Ahora nadie puede dormirse en los laureles. Esperan tiempos difíciles. Hay lecciones que saltan a la vista. No será solo con esta ley con la que Obama se gane un segundo mandato. Además, Obama no habría sido nadie sin Nancy Pelosi quemándose las pestañas. Ella ha sido la encargada de sacar a los demócratas del atolladero. La primera y -quien sabe si la única- en haber comprendido como funciona Washington en la Colina del Capitolio. Los resultados saltan a la vista. No hay republicano convencido de haber dado a luz nada bueno. Ni un seguro médico de tercera división para los que nada tienen puede levantar la moral de los ofendidos republicanos. Hablar de subir impuestos, abuso de poder, alterar las reglas constitucionales, primar lo federal sobre lo estatal... siempre ha dado buenos resultados. Los cuchillos seguirán en alto para que unos y otros puedan montar sus trincheras particulares en los campos de batalla. La ley federal que aprueba la reforma sanitaria se encontrará mañana con la respuesta airada de algunos fiscales estatales. Nada nuevo bajo el sol, nada que no pueda convertirse en un nuevo duelo electoral este año en el debe renovarse la Cámara de Representates y un tercio del Senado. Así son las cosas, así y las que nos esperan... Descubrir antes que nada la aplicación real de la reforma sanitaria. Esperar, esperar a que la ley que obliga a tener seguro y pagárselo a 35 millones de ciudadanos no tenga que acabar siendo votada en el Tribunal Supremo de los Estados Unidos.

lunes, 22 de marzo de 2010

Obama dice gracias

Barack Obama ha vuelto a hacColor del textoeColor del textorlo. El presidente de los Estados Unidos ha utilizado de nuevo los mensajes en internet. Sin perder un minuto, la buena nueva quemaba en sus manos. El Congreso -después del aprobado por los pelos de la Cámara de Representantes- puede ponerle en su mesa la Ley de la Reforma Sanitaria. Una norma tan importante para algunos como aquellos logros inolvidables conseguidos en el siglo XX. La Carta de los Derechos Civiles se antoja hoy para muchos como un preémbulo a la tan ansiada reforma sanitaria. Esta vez, dice el presidente, conseguimos garantizar de un plumazo el primer derecho de todos. El derecho a la salud después de haber llegado a este mundo. Obama solo sabe dar las gracias porque la letra menuda hay todavía que descubrirla. Las pautas generales son un primer escenario para obligar a cualquier ciudadano a tener un seguro para ese coche llamado salud. El secreto va a ser precisamente ese. Quien no tiene dinero no compra un coche y no se ve obligado a comprar ningun seguro. Esa es la diferenecia. La salud es un bien que obliga a todos. Desde hoy, la salud es un coche. Un coche que conducen los ciudadano estadounidenses y por el que cada uno tendrá que abonar su seguro. Esa es la madre de todas las batallas. Conseguir que los 35 millones de ciudadanos estadounidenses hasta hoy sin ambulancia pasen por ventanilla. Las soluciones no están todas escritas en las 153 páginas que van a tener que corregir en el Senado antes que Obama estampe su firma en la nueva ley. Las soluciones están en el día en día, en saber qué hay y seguirá habiendo seguros contra terceros y seguros a todo riesgo. Las diferencias no se borran de un plumazo, pero se corrigen. La caja de todos sigue temblando en los Estados Unidos, pero después de socorrer a los bancos bueno es pensar que van a socorrer a los que menos tienen. Un seguro de salud es un primer regalo para seguir luchando en este mundo en el que solo se puede estar vivo. Se acabaron las angustias dice el presidente Obama mientras otros le miran de reojo. Todo será cuestión de saber qué pasa con la pasta. Quien pone y de dónde sale la ayuda sanitaria a quienes la necesitan y no pueden pagarla. Cómo se controla el gasto desorbitado y la mala gestión de las ayudas ahora para mayores y necesitados. Qué van hacer las aseguradoras privadas con las reclamaciones de abusos y sus soluciones unilaterales al despedir a los asegurados que no les interesan. Cómo será y quien el responsable de dar y poner el cascabel al gato. Barack Obama lo sabe y por eso escribe. Lo primero, es lo primero. Gracias, muchas gracias a todos. Ahora solo queda volver a la carga, volver a empezar, con esa esperanza que mueve montañas sabiendo que nada es imposible.

LA CARTA

Magin. For the first time in our nation's history, Congress has passed comprehensive health care reform. America waited a hundred years and fought for decades to reach this moment. Tonight, thanks to you, we are finally here. Consider the staggering scope of what you have just accomplished: Because of you, every American will finally be guaranteed high quality, affordable health care coverage. Every American will be covered under the toughest patient protections in history. Arbitrary premium hikes, insurance cancellations, and discrimination against pre-existing conditions will now be gone forever. And we'll finally start reducing the cost of care -- creating millions of jobs, preventing families and businesses from plunging into bankruptcy, and removing over a trillion dollars of debt from the backs of our children. But the victory that matters most tonight goes beyond the laws and far past the numbers. It is the peace of mind enjoyed by every American, no longer one injury or illness away from catastrophe. It is the workers and entrepreneurs who are now freed to pursue their slice of the American dream without fear of losing coverage or facing a crippling bill. And it is the immeasurable joy of families in every part of this great nation, living happier, healthier lives together because they can finally receive the vital care they need. This is what change looks like. My gratitude tonight is profound. I am thankful for those in past generations whose heroic efforts brought this great goal within reach for our times. I am thankful for the members of Congress whose months of effort and brave votes made it possible to take this final step. But most of all, I am thankful for you. This day is not the end of this journey. Much hard work remains, and we have a solemn responsibility to do it right. But we can face that work together with the confidence of those who have moved mountains. Our journey began three years ago, driven by a shared belief that fundamental change is indeed still possible. We have worked hard together every day since to deliver on that belief. We have shared moments of tremendous hope, and we've faced setbacks and doubt. We have all been forced to ask if our politics had simply become too polarized and too short-sighted to meet the pressing challenges of our time. This struggle became a test of whether the American people could still rally together when the cause was right -- and actually create the change we believe in. Tonight, thanks to your mighty efforts, the answer is indisputable: Yes we can. Thank you, President Barack Obama

lunes, 15 de marzo de 2010

1, 41, 8, 625, 1125

No hay nada como los númerColor del textoos. Cada mañana los fontaneros de la Casa Blanca utilizan el correo electrónico para hacerse oir. Venden las ideas del presidente, pero de un tiempo a esta parte las venden con números. Hace unos dias, el titular era 1125. Hoy ya hemos llegado al 1. Los misterios de cada número se traducen de inmediato con frases explicativas. Son tan breves como rotundas, como los números. Al abrir esta mañana el correo con el titular 1 pensaba que el mismo Obama me daría la mano. Casi, pero no. He vuelto a confudirme como cada día que por adelantado trataba de imaginar lo que había detrás del 41, el 8 o el 625. Bingo. La historia de los números está relacionada directamente con la reforma sanitaria que esta semana -dicen los portavoces del presidente- conseguirá el aprobado definitivo del Congreso. Mucho me temo que se equivocan, pero espero a mañana para ver más números y confirmarlo. Eso es lo malo de ser portavoz del presidente. Se eligColor del textoen los números como se quiere para conseguir el efecto deseado. Si hoy nos dicen que 1 de cada 6 dólares estadounidenses se gastan en salud es muy poco si llegamos a imaginar la que se les viene encima. Si ahora cuentan que detrás de cada número hay un titular, mañana espera descubrir lo que aparece después de las sumas. La otra historia que no cuentan es lo que se llevan gastados los grupos de presión para escribir en forma de ley lo que más les interesa. Aquí los llaman lobbys y detrás andan a la brega aseguradoras, farmacéuticas, laboratorios, colegios profesionales y los que te contaré morena. Hacen y deshacen con la chequera por delante. Buscan adornarlo con ideas. Ahora incluso hay quien habla de la necesidad de pactar hasta el derecho a la vida de los no nacidos. Quien no quiere enterarse, prefiere mandar cada mañana números con titulares en la recámara. Unos los compran. Otros se rien. Muchos pagan y dicen eso de ¨virgencita, virgencita que me quede como estoy¨. Después de todo, los números mandan. Y como nos han contado en los correos de la Casa Blanca, son 625 los asegurados que cada hora pierdem su seguro de salud desde el último año. Derecho a la salud o un supuesto derecho por el que una familia puede llegar a pagar 1.400 dólares al mes. Y mejor pagarlo si se quieren no pensar en los 15 mil que pueden cobrarte por atenderte una noche en la UVI de un hospital cualquiera.

miércoles, 3 de marzo de 2010

El terremoto de Chile y el conocimiento

Si el cielo existe, el cielo es el conocimiento. Saber, tener respuestas para todos los misterios. Ese es el mejor regalo, repetía Rafael cada vez que alguien trataba de arañar las paredes de su pensamiento. Rafael vivía en lo alto de una montaña. Era rico y siempre miraba al espacio. Era un adicto a los misterios. Un creyente de UFO y sus historias. El jardín de su chalet estaba preparado para el aterrizaje de naves especiales. A los ojos de sus amigos, Rafael era cuanto menos extravagante, aunque a los ojos de mucho estaba tan loco como una cabra. Nunca he llegado a explicarme porque las cabras están locas, por eso imagino que nunca pensé que Rafael no fuera más cuerdo que los cuerdos. Rafael vivía su vida y dejaba vivir al prójimo como le daba la gana. Miraba desde su cima particular al universo y era capaz de escribir tratados de tetología. Las curvas, hasta las curvas más bellas -explicaba con exhaustiva documentación- hasta las tetas de una mujer son para los seres humanos profundos misterios. Si mañana hubiese un premio -repetía Rafael enseñándonos su pormenorizado estudio tetológico- ese premio debería ser el conocimiento. Será solo entonces cuando lleguemos a comprender por qué y para qué hemos pisado este planeta, por qué hemos sido personas con cabeza o descerebrados con dos patas. El conocimiento será el encargado de hacernos libres, LIBRES para llegar a explicarnos por qué somos como somos en este mundo que nos envuelve. Si Rafael estuviese vivo, esta misma tarde subiría a su montaña con supuestas respuestas científicas que se me antojan incompletas. El terremoto de Chile ha dejado centenares de muertos y conclusiones aterradoras. El tiempo y el espacio se han aliado en ofrecernos resultados confusos. El eje de la tierra de ha desplazado imperceptibles centímetros. El día se ha hecho más corto en milésimas de segundo para dejar de tener veinticuatro horas. Algunas islas del Pacífico han trasladado su voluminosa existencia más allá de las olas. No hay nada tan peligroso como escupir la espuma del conocimiento a titulares de prensa. Los seres humanos siempre estamos ávidos de explicaciones. Ese es el secreto, el castigo o la explicación a la falta de conocimientos. Hay quienes se conforman con poco, a quienes les vale un simple enunciado. La solución es mucho más complicada aunque ahora se nos antoje que ha quedado más cerca. Está claro, las desgracias nunca vienen solas. Son como las monedas, llevan cara y cruz. Por eso alcanzar el cocimiento se nos ha quedado a tiro de piedra. Ya vivimos en un día más corto pero en una tierra igual de inclinada.